Quantcast
Channel: Fiebre amarilla
Viewing all articles
Browse latest Browse all 10

Atraco en el quirófano

$
0
0

Digamos que, por razones personales, he vivido de cerca en qué consisten los servicios médicos para extranjeros en China. En general, debo explicarles que el sistema sanitario chino deja bastante que desear: cuanto peor es el hospital, más barato es. Y viceversa. Y ya que la financiación del Estado no alcanza ni el 20 por ciento, los hospitales se financian fundamentalmente a través de la venta de medicamentos. O sea, una cosa aproximadamente desastrosa.

En fin, cuento todo esto para aclarar porqué, desde una perspectiva occidental, no es una buena idea participar de ese sistema público de salud. Es cierto que entre los distintos hospitales hay niveles y que no es lo mismo una gripe común que una operación de ligamentos cruzados de rodilla, pero es cuestión de confianza: sé lo suficiente sobre China como para estar seguro de que, en la medida de lo posible, no debo poner mi salud ni la de los míos en según qué manos.

Por tanto, ¿cuál es la alternativa? La mayoría no tenemos otra opción que el clásico hospital para extranjeros: una propuesta que, de entrada, se intuye más o menos aseadita, con médicos chinos y extranjeros y muchas enfermeras que hablan inglés. De ahí que no sea ninguna sorpresa que las tarifas sean un abuso, o sea, un escándalo. Por ejemplo, el hola buenos días en una emergencia del Beijing United Family Hospital se cotiza a 150 euros antes de saber si el chichón de tu hija requiere puntos o no. Eso es lo que gana un obrero en China en mes y medio de trabajo de sol a sol.

Da igual que, total o parcialmente, lo pague el seguro. Es una cuestión conceptual pelear contra la obscenidad. Veamos un ejemplo real. Cristina, española, embarazada y residente en China. Se visita de urgencia por unos dolores abdominales en el hospital equivalente en Shanghai. En cuestión de cinco minutos le diagnostican sin confirmarla una apendicitis aguda. Hay que operar de urgencia. En menos de diez minutos tiene una vía metida en vena. Y a continuación dan el aviso: la operación vale 100.000 yuanes, nada menos. O sea, unos 11.500 euros.

¿Dónde acaba el diagnóstico médico y dónde empieza el negocio? Pero, siguiendo el consejo de varios médicos españoles que advierten del peligro de no operar y sufrir una peritonitis, Cristina entra en quirófano. Tajo al canto, adiós al apéndice y a hacer caja. Eso fue en diciembre. A día de hoy no ha recibido aún el pertinente estudio patológico, que es lo propio. Lo que es un poco sospechoso, ¿no creen? Pero bueno, la vida continúa y Cristina está a punto de dar a luz y tiene que decidir dónde. Habla con el Beijing United Family Hospital a propósito de un paquete que ofrecen a las parturientas.

Imagínenselo: un atraco. El paquete básico de un parto habitual, 6.485 euros; el paquete básico de una cesárea, 11.798 euros. Y por cada día adicional en el hospital, porque a veces las cosas se complican, se paga a 796 euros la noche, excluido el fee médico, análisis y medicamentos. O sea, el precio de una suite presidencial en uno de los mejores hoteles de lujo del mundo, donde además seguro que te hacen la ola. La cosa es tan demencial que la descripción de los servicios prestados no tiene desperdicio: incluye la cremita que le ponen a recién nacido para que no se le irrite el culito. No vaya a ser.

Y una serie de obsequios marca de la casa, desde flores a la foto familiar, pasando por manicura o pedicura para la feliz mamá y una cena con velitas y botella de vino. ¡Pero cómo va a beber alcohol si le tiene que dar teta a la criatura! Entenderán que crea que es para coger el lanzallamas y carbonizar hasta el retrato de Mao Zedong en la plaza de Tiananmen. Y es que, ¿saben lo que cuesta el mismo servicio en uno de los mejores hospitales del mundo, en Bangkok? Apunten: la cesárea programada, 1.700 euros.

Qué quieren que les diga. El abuso es tan escandaloso, que si te quejas, el hospital pekinés se presta a negociar el paquete a la baja, que es la prueba irrefutable de su mala conciencia y de que encima, además de golfos, son tontos. Pero no crean que lo que les explico es un caso aislado; casi todo en China funciona así. Una pelea constante por cuestiones conceptuales. Lo que es todo un drama para quienes, como quien escribe, no tienen la picardía de elegir bien las batallas.

En cualquier caso, estarán conmigo que es un agotamiento. Que se vayan al infierno, carajo.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 10

Trending Articles